viernes, 7 de octubre de 2011

Casi toda una vida entre abejas y miel.




De niño y joven, su vida transcurrió dedicado a labores agrícolas en el corregimiento de San Lorenzo, del municipio de Riosucio, Caldas, hasta que un día, con unos amigos, alborotó una colmena de abejas, lo picaron en varias partes del cuerpo ‘y ahí fue donde me gustó y me empezó a gustar esto de trabajar con las abejas’. Pero, pasaron varios años hasta que tuvo la oportunidad de estudiar en el SENA, ‘Los primeros conocimientos hace 50 años, más de 50 años fue por cuenta del SENA, entonces yo estoy muy agradecido con el SENA y todavía últimamente ya a la edad que tengo y los sigo buscando’.
Son las sabias palabras de un anciano que a su 85 años de edad recuerda como si fuera hoy sus andanzas de joven y la manera en que se involucró en el cultivo de las abejas apoyado en unos libros que todavía conserva y que sirven para que tres de sus 9 hijos le apuesten a formar una unidad productiva de miel de abejas, como las que ya ha tenido el viejo Jesús Antonio Gañán, en otras épocas.
Don Jesús Antonio contradice la canción pues ‘no camina lerdo’. Su aguante es maravilloso; transita empinadas cuestas sin quejarse y sin cansarse y así ha montado núcleos o colmenas en diferentes partes de Risaralda y por diferentes circunstancias las ha abandonado. Hasta que hace dos años convenció a tres de sus hijos, Mery, Guillermo y Óscar, para que reactivaran el proyecto que en otras épocas él ha liderado solo.
‘Hace dos años pertenecemos a la Asociación de Apicultores de Risaralda y para certificar nuestras competencias estamos en el técnico en Producción Apícola del programa Jóvenes Rurales Emprendedores’ manifiesta Guillermo, de 46 años de edad y padre de tres hijos, quien expresa que su papá representa un ejemplo de vida, de sueños, de esperanzas.
Óscar, tiene 37 años, es egresado SENA como tecnólogo en administración Financiera y comenta que están montando 30 núcleos o cajas para sacar en diciembre una tonelada de miel, representada en algo más de mil botellas, en un lote que les prestó un amigo, en la vereda El Algarrobo de Belén de Umbría, Risaralda. ‘allí el clima nos favorece, hay mucha floración y en caso de persistir el invierno, hay que sostenerlas dándoles agua con azúcar’.
Entre tanto, Mery, quien es profesora de básica primaria hace varios años en Pereira y tiene 3 hijos, saca todo el tiempo que le quede libre para apoyar esta idea de su papá y no es ‘por seguirle la corriente’ es que ‘En un principio mi papá nos incitaba para que aprendiéramos la apicultura pero como que no había ningún interés, no nos incitábamos, pero hoy día a la edad que tenemos ya somos personas adultas, ya nos gusta pero de verdad meternos a fondo en lo que es un colmenar, un apiario, que rico a largo plazo tener un apiario bien montado con todas las de la ley, pero yo creo que si Dios quiere, el SENA que nos ha aportado tanto, con la ayuda de ellos vamos a lograr el sueño que tenemos, nunca debemos dejar de soñar, hay que seguir adelante y gracias al SENA también que nos está aportando tanto para este proyecto’. Recalcó.
En síntesis, son 11 integrantes de la familia Gañán Santa y 4 de ellos hacen parte del programa Jóvenes Rurales Emprendedores como técnicos en Producción Apícola y están asesorados por la Unidad de Emprendimiento del Centro Atención al Sector Agropecuario del SENA Risaralda para sacar adelante su Unidad Productiva; su papá se ha convertido en el ejemplo a seguir.
Para la instructora Martha Patricia cote lo más sorprendente es el entusiasmo de Jesús Antonio Gañán reflejado en sus respuestas y recuerda que cuando uno de sus hijos, tratando de desestimularle la idea de montar de nuevo el apiario, le dijo ‘Papá, es que en 5 años usted ya va a tener 90 años’ y el viejo contestó: ‘no, en 5 años no tendré 90 años, en 5 años tendré 130 panales’.

Gerardo C/Comunicaciones SENA Risaralda

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